Las capacidades necesarias para convertirse en una persona
autodeterminada se aprenden más efectivamente a través de experiencias en el
mundo real, lo cual implica tomar riesgos, cometer equivocaciones y reflexionar
sobre los resultados. Estas experiencias ayudan al joven a poner a prueba sus
fortalezas y limitaciones y a identificar metas apropiadas a corto y largo
plazo.
Además de la experiencia en el mundo real, los jóvenes se
benefician del reconocimiento y la discusión franca y abierta sobre su
discapacidad.
Con demasiada frecuencia las familias, maestros y otras personas
bien intencionadas protegen al joven con discapacidad de cometer equivocaciones
y evitan conversar sobre detalles y potenciales consecuencias de su
discapacidad. En su lugar, se centran en lo positivo y alejan al joven de
muchas experiencias donde existe un riesgo de fracaso. Sin embargo, para que
los jóvenes puedan dirigir su futuro, necesitan conocerse a sí mismos y
comprender cómo su discapacidad puede afectar el aprendizaje académico, las
relaciones, el empleo, la participación en su comunidad y la necesidad de
apoyos. Con esta información están mejor posicionados para planificar, tomar
decisiones y aprender de sus experiencias.
Sin embargo, existe una línea tenue entre experimentar el mundo
real y perder nuestro sentido de empoderamiento personal. Según señalan
Wehmeyer y Kelchner (1996): Las
experiencias de fracaso resultan experiencias de aprendizaje únicamente si son
mitigadas.
Es decir, los alumnos sólo aprenden del
fracaso cuando tienen una oportunidad de intentar la experiencia nuevamente con
una estrategia o nivel de intensidad diferentes y tienen éxito… Es muy posible
que las experiencias escolares de alumnos con discapacidad intelectual
contengan una combinación singular de sobreprotección y experiencias de fracaso
que contribuyan a una percepción externa de control.
Apoyar a un joven para convertirse en una persona autodeterminada
no significa sencillamente remover los límites y la estructura. Más bien se
trata de proporcionar oportunidades para que la persona pueda tomar decisiones
significativas sobre su propio futuro. Para las familias, los maestros y otros
adultos, apoyar la autodeterminación requiere abrirse a nuevas posibilidades y
tomar en serio los sueños de los jóvenes para el futuro.
(Extraído de “Formación en
autodeterminación para las familias” Angels Ponce, Cuadernos de Buenas
Prácticas, FEAPS).
No hay comentarios:
Publicar un comentario