miércoles, 19 de junio de 2013

Cómo se aprende la autodeterminación


Las capacidades necesarias para convertirse en una persona autodeterminada se aprenden más efectivamente a través de experiencias en el mundo real, lo cual implica tomar riesgos, cometer equivocaciones y reflexionar sobre los resultados. Estas experiencias ayudan al joven a poner a prueba sus fortalezas y limitaciones y a identificar metas apropiadas a corto y largo plazo.

Además de la experiencia en el mundo real, los jóvenes se benefician del reconocimiento y la discusión franca y abierta sobre su discapacidad.

Con demasiada frecuencia las familias, maestros y otras personas bien intencionadas protegen al joven con discapacidad de cometer equivocaciones y evitan conversar sobre detalles y potenciales consecuencias de su discapacidad. En su lugar, se centran en lo positivo y alejan al joven de muchas experiencias donde existe un riesgo de fracaso. Sin embargo, para que los jóvenes puedan dirigir su futuro, necesitan conocerse a sí mismos y comprender cómo su discapacidad puede afectar el aprendizaje académico, las relaciones, el empleo, la participación en su comunidad y la necesidad de apoyos. Con esta información están mejor posicionados para planificar, tomar decisiones y aprender de sus experiencias.

Sin embargo, existe una línea tenue entre experimentar el mundo real y perder nuestro sentido de empoderamiento personal. Según señalan Wehmeyer y Kelchner (1996): Las experiencias de fracaso resultan experiencias de aprendizaje únicamente si son mitigadas.

Es decir, los alumnos sólo aprenden del fracaso cuando tienen una oportunidad de intentar la experiencia nuevamente con una estrategia o nivel de intensidad diferentes y tienen éxito… Es muy posible que las experiencias escolares de alumnos con discapacidad intelectual contengan una combinación singular de sobreprotección y experiencias de fracaso que contribuyan a una percepción externa de control.

Apoyar a un joven para convertirse en una persona autodeterminada no significa sencillamente remover los límites y la estructura. Más bien se trata de proporcionar oportunidades para que la persona pueda tomar decisiones significativas sobre su propio futuro. Para las familias, los maestros y otros adultos, apoyar la autodeterminación requiere abrirse a nuevas posibilidades y tomar en serio los sueños de los jóvenes para el futuro.

 

 

 

(Extraído de “Formación en autodeterminación para las familias” Angels Ponce, Cuadernos de Buenas Prácticas, FEAPS).

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