“Me
gusta la idea de atravesar los pueblos del mundo, rescatando los
relatos que la gente quiere contar para convertirlos en pequeñas obras
de ficción. Como los teatreros, como la gente de circo, como los
titiriteros que rompen la rutina de las ciudades con la magia de sus
obras, salimos al encuentro del duende que habita en la propia gente,
ofreciendo un espacio vacío para representar sus sueños.
Me gusta contar que somos nómades que recorremos el mundo con una valija llena de telas, guantes y sombreros, que hacemos del viaje un estilo de trabajo y de vida, que vamos descubriendo y recreando con otros, historias que cuentan los hombres y las mujeres de este tiempo. Con la voz de Umberto Eco diciendo que “para sobrevivir, hay que contar historias”, aprendemos a ser viajeros, de esos que “aman perder el tiempo, como se lo pierde en el camino, tentando destinos no cumplidos”[1]
Me gusta contar que somos nómades que recorremos el mundo con una valija llena de telas, guantes y sombreros, que hacemos del viaje un estilo de trabajo y de vida, que vamos descubriendo y recreando con otros, historias que cuentan los hombres y las mujeres de este tiempo. Con la voz de Umberto Eco diciendo que “para sobrevivir, hay que contar historias”, aprendemos a ser viajeros, de esos que “aman perder el tiempo, como se lo pierde en el camino, tentando destinos no cumplidos”[1]
* Citado en: Odisea en la escena, maria elena garavelli
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